En julio del 2012, tres ingenieros llamados Simon Griffiths, Danny Alexander y Jehan Ratnatunga, iniciaron una campaña de crowdfunding para lanzar una empresa de papel higiénico.
2 mil 300 millones de personas en el mundo no tienen acceso a un inodoro. Este número significa casi el 40% de la población mundial, además, 289,000 niños menores de cinco años mueren cada año debido a enfermedades diarreicas derivadas de la pobre sanitación y mala calidad del agua, sobre todo en países del tercer mundo.
Para ayudar a estas personas, la empresa que comenzó a operar en marzo del 2013 donando el 50% del total de sus ganancias para la construcción de inodoros dignos que mejoraran de manera significativa la calidad de vida de la población.
A la fecha, se han donado más de 1.2 millones de dólares a diferentes organizaciones sin fines de lucro que llevan a cabo la labor de mejorar el acceso al agua, higiene y saneamiento básico en países en vías de desarrollo, algunas de ellas son WaterAid Australia, Sanergy, Shining Hope For Communities y Lwala Community Alliance.
Pero el impacto de esta empresa no se limita a lo social, también prestan gran atención al tema ambiental.
Actualmente casi todos los fabricantes de papel higiénico utilizan árboles vírgenes para su producción, por lo que cada día se tiran cientos de miles de árboles al inodoro, pero este producto está hecho 100% de fibras recicladas y bambú, sin tintas en el interior ni plástico en su empaque.
Todo el material es reciclable y compostable, e incluso el colorido diseño de los empaques individuales están pensados para que puedan ser utilizados nuevamente como material de manualidades o envoltura de regalos, los cuales han sido creados por reconocidos ilustradores como Alex Trochut, Timothy Goodman o Timba Smits.
Por Yuliana Castillo.
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